El 13 de octubre, de 17:00 a 20:00 horas, continua el XI Ciclo de Cine y Bioética con la película Johnny cogió su fusil, una actividad organizada por nuestro Instituto junto con la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid.
Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo, 1971) es la segunda película de este ciclo que analiza los problemas éticos y sociales que plantea la medicina a través del cine. La temática de esta sesión es cuando la muerte nos enseña a vivir, presente en la historia a través de Joe Bonham, un soldado gravemente herido que pierde la capacidad de ver, hablar, oír y moverse, pero conserva plena conciencia. Su sufrimiento extremo lo lleva a reflexionar sobre la fragilidad de la existencia, el valor de la libertad y lo absurdo de la guerra. En este contraste radical entre la vida biológica y la imposibilidad de vivirla plenamente, la película plantea que la muerte —o el deseo de ella— puede convertirse en un recordatorio de lo que significa realmente vivir: tener autonomía, dignidad y la posibilidad de experimentar el mundo en plenitud.
M.ª Jesús Pascual estará a cargo de la presentación de la sesión, y Antonio Blanco realizará la introducción de la película. Para el análisis y discusión posterior a la proyección, participarán Xabier Azkoitia, del Servicio de Atención Espiritual del Centro San Camilo, y Fernando Marín, de la Asociación Derecho a Morir Dignamente.
La proyección y análisis de Johnny cogió su fusil se desarrollará en el Centro Cultural Casa de Vacas (Parque del Retiro, Paseo de Colombia) el 13 de octubre de 17:00 a 20:00 horas.
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Johnny cogió su fusil
Película dirigida por Dalton Trumbo que cuenta la historia de Joe Bonham, un joven soldado estadounidense que, tras ser herido por una explosión en la Primera Guerra Mundial, despierta en un hospital militar para descubrir que ha perdido sus brazos, sus piernas, la vista, el oído, el habla y gran parte de su rostro. Aunque su cuerpo ha quedado reducido a un estado vegetativo, su mente sigue activa, lúcida y atrapada en una existencia de absoluto aislamiento. A través de recuerdos de su infancia, su familia y su primer amor, la película alterna entre su mundo interior y la dura realidad de su condición.
Consciente de que nunca recuperará una vida digna, Joe intenta comunicarse con el personal médico, desesperado por poner fin a su sufrimiento o, al menos, ser exhibido para que el mundo vea las consecuencias de la guerra. Su lucha silenciosa se convierte en una denuncia contra la deshumanización bélica y en un alegato sobre el derecho a decidir sobre la propia vida y muerte. La cinta, profundamente antibelicista y existencial, muestra cómo la guerra priva no solo de la vida, sino también de la esencia misma de lo que significa vivir.