22 de septiembre de 2016
Compartimos con vosotros esta entrevista a nuestro director Benjamín Herreros que ha publicado el número 2 de la revista Conversar, editada por el Aula de Biomedicina, Ética y Derechos Humanos, “un espacio abierto a las ideas y al debate, como un órgano dinámico de expresión y comunicación sobre los temas centrales que afectan a nuestra sociedad en el ámbito de los valores éticos”.
Conversar quiere convertirse en un foro que, desde la reflexión serena, recoja nuestras actividades y las distintas propuestas y enfoques intelectuales que de ellas surgen. Con la vista puesta ya en el IX Seminario Internacional de Biomedicina, Ética y Derechos Humanos y en el II Encuentro de Ética y Sociedad, que se celebrarán el próximo mes de noviembre, nuestra revista se prepara para consolidarse como espacio de encuentro.
A continuación os dejamos un extracto de la entrevista, pero podéis descargar el número completo aquí.
La colaboración del de Ética Clínica Francisco Vallés con el Aula de Instituto Biomedicina, Ética y Derechos Humanos y con los Seminarios Internacionales nace de la necesidad de que los profesionales y estudiantes que acuden a los Seminarios sean conscientes de la importancia de las cuestiones éticas en el mundo sanitario, y sobre todo lo importante que es abordar estos temas con rigor. El rigor va de la mano de la pluralidad, porque para poder ser riguroso en el análisis y en las soluciones hay que conocer a fondo las argumentaciones y los diversos problemas. El peor enemigo de la ética es el dogmatismo”, señala Benjamín Herreros.
Las dos áreas de investigación que el Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés tiene más desarrolladas son el final de la vida, con investigaciones sobre instrucciones previas, planificación anticipada de las decisiones, cuidados paliativos o limitación del esfuerzo terapéutico, y la investigación sobre la relación sanitario-paciente, muy especialmente en el ámbito de la psiquiatría.
En el campo de la colaboración internacional el Instituto participa en varias iniciativas europeas para ver cómo ayudar realmente a los profesionales sanitarios. “Partimos de una premisa- nos cuenta el doctor Herreros- que con frecuencia ha señalado Mark Siegler: la bioética académica no responde a los problemas de los clínicos, y está apartada de la realidad cotidiana, por lo que realmente no cala entre los profesionales. Esta línea nos ha llevado en el campo de la investigación a formar parte de COST, una red europea sobre investigación, o a ser miembros del “Cambridge Consortium for Bioethics Education”, un consorcio creado en Nueva York en 2010 por Cambridge University Press con el fin de promocionar el diálogo entre centros de Bioética, para responder a los interrogantes de los profesionales sobre el presente y el futuro de la Bioética”.
1. ¿A qué tipo de problemas se enfrenta la Ética Clínica en el día a día?
Muchos tienen que ver con la relación sanitario-paciente. Por ejemplo el manejo de la información, si decir la verdad y cómo decirla, los problemas derivados del consentimiento informado -que es un procedimiento fundamentalmente ético, no legal-, la capacidad de los pacientes para tomar decisiones, la posibilidad de que un paciente rechace un procedimiento terapéutico o diagnóstico, el desacuerdo sobre la decisión a tomar entre profesionales o con los pacientes, que sea el profesional quien rechaza el procedimiento -lo que sería la objeción de conciencia-, las cuestiones de confidencialidad e intimidad. Estos problemas serían transversales a todas las especialidades sanitarias.
Después hay otros problemas que dependen de la especialidad. Por ejemplo en especialidades como atención primaria, ginecología o pediatría se enfrentan a problemas relacionados con el inicio de la vida, como son algunas cuestiones sobre sexualidad, anticoncepción, los métodos de reproducción artificial o el aborto. Otras áreas como medicina interna, geriatría, cuidados intensivos, oncología o las especialidades médicas se enfrentan muchas veces a problemas que tienen que ver con el final de la vida, como la limitación de los esfuerzos terapéuticos, las cuestiones que plantean los pacientes en coma y en estado vegetativo, los enfermos terminales y los cuidados paliativos, el diagnóstico de muerte…
Hay otro grupo de problemas que tienen que ver con la distribución de recursos, que siempre son escasos en el campo sanitario. Son temas también transversales y que además afectan a los gestores y a las administraciones, sean públicas o privadas. Por ejemplo la prestación de servicios muy costosos y de escasa rentabilidad, los conflictos de interés entre distintas partes, como son la industria farmacéutica o la administración, los problemas causados por el triaje, como es el caso de los trasplantes, en donde hay que decidir quién va a aprovechar mejor un recurso que es escaso y muy valioso. Y no podemos olvidar el consejo genético, que cada vez tiene más futuro y está generando conflictos éticos difíciles de resolver.